Welcome everybody

If you long for life, culture and especially the truth, I must let you into a secret; you need to look no further because you have found me, Alberto!
I can't promise you won't still be hungry and thirsty, but we can have some fun times together and it will give you something to remember.
Then tomorrow and beyond, you can reflect on what it is like to have a joyful day that in turn leads to a joyful heart.

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martes, 22 de enero de 2008

Mal de ojo

Parece que alguna Pseudomona me ha echado un mal de ojo, que me ha obligado a un reposo imprevisto. De todas las cosas que estos días me han ido llegando, me quedo con los párrafos de dos comentarios:
Esa córnea se recuperará, estoy seguro: caerán las escamas y se hará la luz. Ánimo y, nunca mejor dicho, hasta la vista.
Y este otro de mi buen amigo Gregorio:
A veces cuesta comprender aquello de "Dios dispone las cosas para bien de los que le quieren".
Pero puestos a quedarse con algo, me quedo con las yemas de Santa Teresa, que me trajo Alberto desde Avila.
Y es que los amigos son para las ocasiones.
Por: Alberto García Chavida

sábado, 5 de enero de 2008

Mundo real, no virtual, en 3D

Tres son los grandes problemas que se plantea Occidente y en especial nuestra vieja Europa: subjetivismo, utilitarismo y materialismo. Es el mundo real, no virtual, en 3-D: y todo lo que salga de ahí, de mal procede.
Claro que todo está teñido de un tono gris de relativismo: no existen valores universales, ni siquiera los grandes principios que construyeron la civilización occidental. Y así vamos construyendo un mundo sórdido, donde para no desanimarnos más nos engañamos utilizando un lenguaje políticamente correcto, que ni nosotros nos lo creemos.
A estas alturas de la película, ¿todavía queda algún ingenuo que se cree lo de la interrupción involuntaria del embarazo? Uno interrumpe una conversación para reanudarla unos minutos más tarde, o unas vacaciones por un imprevisto, pero no una gestación que mandará al cubo de la basura, para siempre, a un ser humano merecedor de todos los derechos.
Es hora de salir de nuestras guaridas, de quitarnos las caretas del carnaval que aún no ha llegado, y de llamar a las cosas por su nombre. Como decía un buen amigo mío: al pan, pan y al vino como locos.
Por: Alberto García Chavida

Mucho sida y pocas nueces


Desde hace varios años, asistimos a una creciente información sexual que se imparte a los alumnos de secundaria. Los resultados de esta sobredosis de información, mal orientada y peor digerida, no se han hecho esperar: observamos un aumento de las infecciones de transmisión sexual, un adelanto en la edad del inicio de las relaciones sexuales, y un incremento de los embarazos en adolescentes. Así en España, la cifra de embarazos en menores de 18 años duplica a la que se registraba hace una década. Sin temor a exagerar, podemos decir que nos encontramos ante una banalización de la sexualidad (juega como quieras, como quieras y con quien quieras) y una sacralización del preservativo, que se manifiesta en algunas de las campañas de prevención del sida: por ti y por todos, úsalo, o este otro más romántico: el lugar no importa, la luna es imprescindible. Estos mensajes dan al público una falsa idea de seguridad frente al SIDA y los embarazos imprevistos.

En salud pública, se habla de compensación del riesgo cuando una medida preventiva acaba reduciendo la percepción de riesgo en la población general. Al final, la adopción de comportamientos arriesgados supera el posible efecto beneficioso. Es evidente que este fenómeno de compensación de riesgo es aplicable a las infecciones de transmisión sexual y al sida, donde uno puede elegir entre comportamientos de evitación de riesgo o de reducción del riesgo.

Campañas centradas en el preservativo, sin poner énfasis en las diferencias que hay entre evitar el riesgo y reducirlo tienen el efecto paradójico de no producir el esperado descenso de la incidencia de sida. La falsa idea de seguridad absoluta y la sensación de invulnerabilidad propia de la juventud puede incitar a muchos jóvenes a dejar la evitación de riesgo para ponerse a riesgo de infectarse. Un slogan que ha funcionado en algunos lugares es: “¿Sexo seguro? ¿Por qué no mejor: No practicar sexo hasta que el sexo sea seguro?”

Se me podrá argumentar: “pero, ¿qué me comentas?”, o “tu reino no es de este mundo”. Me parece ridículo que seamos capaces de abstenernos de beber en una cena para poder conducir a casa; abstenernos de dormir si queremos jugar un partido de tenis el sábado a primera hora de la mañana; abstenernos de ver televisión por preparar un examen; abstenernos de una dieta apetecible por mantener la línea y sin embargo no sea posible hablar de abstinencia en la sexualidad. Precisamente, la educación debe hacerse contando con la realidad de los jóvenes, sin plantear únicamente los peligros que acechan a quienes se abandonan a sus impulsos. Por el contrario, debemos hacer hincapié en describir las ventajas y la felicidad de quienes, desde un concepto de la sexualidad respetuoso con la naturaleza racional de la persona, son capaces de amar mejor.

El mensaje que se lanza en España con motivo del Día del sida no tiene nada que ver con el mensaje oficial de la Organización Mundial de la Salud, avalado por un documento publicado en The Lancet en 2004, donde se recomienda por este orden: 1) el único medio eficaz de prevención del SIDA es la abstinencia de relaciones sexuales; 2) que se tengan relaciones sexuales mutuamente monógamas con una persona no infectada, 3) en el caso de que lo anterior no sea posible, informar de que el uso del preservativo puede disminuir; aunque no eliminar, el riesgo de transmisión del SIDA. Es decir, abstinencia, fidelidad y, al final (si falla lo anterior) preservativo.

Nos hacen creer que el sexo es cuestión de fontanería y así nos va. Está claro que la educación sexual que se ha impartido desde 1970 no ha conseguido los objetivos planteados. En una época en la que generaciones de estudiantes son formados en una cultura que hace de la máxima clásica carpe diem una invitación a dejarse llevar por lo más fácil, a considerar la sexualidad como un juego, se hace especialmente importante elaborar estrategias que ofrezcan una visión completa de la sexualidad, que no consideren al hombre como un simple metazoo más, sino como un ser único que goza de una dignidad especial.

Por: Alberto García Chavida


viernes, 4 de enero de 2008

Y a esta sociedad la llaman postmoderna

No me gustan las etiquetas postmodernas; me ha parecido siempre una cursilería sin sentido. La gente con la que vivimos son nuestros colegas, los vecinos, nuestros iguales, nuestros coetáneos, y son tan viejos como nosotros mismos.
Si tenemos en cuenta los millones de abortos que se cometen, y sabiendo que éste es un tema antiguo; de modernos nada de nada, en todo caso podemos decir que ésta es una sociedad más pasada que una paraguaya.
Un viejo amigo mío recién llegado de Argentina me comentaba: después de doce días en España he visto a una mujer que parecía embarazada, allá en Mendoza lo normal es ver a 12 embarazadas por día. Esa es la diferencia.
Ni moderna ni postmoderna ni nada, eso sí: es una sociedad nihilista, porque nada de nada.
Por: Alberto García Chavida

oración escuchada

Nos creaste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti.
Sabías que esto es de Agustín?
Pero también escribió en agosto de 386, en Las confesiones cómo Dios le libro de la atadura de su deseo de realizar el coito, que le tenía estrechamente encadenado, y de la esclavitud de sus asuntos profesionales.
Adolescente y miserable, rezaba pidiendo: "dame la castidad y la continencia, pero no ahora". Para mí, que el Señor le hizo caso, pues pasaron muchos años desde esa su oración hasta que se aquietó su espíritu y puso las cosas en su sitio.

Por: Alberto García Chavida